¿Muere Odiseo al final de la Odisea?
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Atenea viaja a Esparta, donde encuentra a Telémaco y a Pisístrato, el hijo de Néstor. Le dice a Telémaco que debe volver a casa antes de que los pretendientes consigan la mano de su madre. También le advierte de la emboscada que le han tendido y le explica cómo evitarla. Por último, le indica que se dirija primero a la casa del porquero Eumeo, que transmitirá la noticia de su regreso a Penélope.
Al día siguiente, Telémaco anuncia su partida y acepta los regalos de Menelao y Helena. Mientras Telémaco se aleja del palacio en su carro, un águila que lleva un ganso robado de un corral se abalanza junto a él. Helena interpreta el incidente como un presagio de que Odiseo está a punto de abalanzarse sobre su casa y vengarse de los pretendientes.
Una vez en Pilos, Telémaco pide a Pisístrato que le deje en su barco, insistiendo en que no tiene tiempo para visitar de nuevo a Néstor. El barco está a punto de partir cuando Teoclímeno, un famoso descendiente de un profeta que huye de la justicia por un delito de homicidio que cometió en Argos, se acerca a Telémaco y le pide subir a bordo. Telémaco le da la bienvenida y le ofrece hospitalidad cuando lleguen a Ítaca.
Quién es laertes en la odisea
Euriclea sube a llamar a Penélope, que ha dormido durante toda la pelea. Penélope no cree nada de lo que dice Euriclea, y sigue sin creerlo incluso cuando baja las escaleras y ve a su marido con sus propios ojos. Telémaco la reprende por no haber saludado a Odiseo con más cariño tras su larga ausencia, pero Odiseo tiene otros problemas de los que preocuparse. Acaba de matar a todos los jóvenes nobles de Ítaca; sus padres estarán seguramente muy afligidos. Decide que él y su familia tendrán que pasar desapercibidos en su granja durante un tiempo. Mientras tanto, un juglar entona una alegre canción para que los transeúntes no sospechen lo que ha ocurrido en el palacio.
Penélope sigue recelosa, temiendo que un dios le juegue una mala pasada. Ordena a Euríclea que mueva su lecho nupcial, y Odiseo le reprocha de repente que su lecho es inamovible, explicando que está construido con el tronco de un olivo alrededor del cual se había construido la casa. Al oírle contar estos detalles, ella sabe que ese hombre debe ser su marido. Se reencuentran y, después, Odiseo le cuenta a su mujer un breve relato de sus andanzas. También le habla del viaje que debe hacer para cumplir la profecía de Tiresias en el libro 11. Al día siguiente, parte con Telémaco hacia el huerto de Laertes. Le da instrucciones a Penélope para que no salga de su habitación ni reciba visitas. Atenea envuelve a Odiseo y a Telémaco en la oscuridad para que nadie los vea mientras caminan por la ciudad.
La venganza de Odiseo resumen sparknotes
El diálogo del libro 19 destaca entre las conversaciones de la Odisea no sólo por su longitud, sino también porque se intenta, se anuncia y se prepara con tanta antelación al acontecimiento. Ni siquiera los preliminares de la súplica de Odiseo a Arete, también un momento crucial y preestablecido en el poema, pueden compararse con la elaboración y la sutileza con que se prepara al público para presenciar el primer intercambio verbal entre Penélope y su marido. Penélope intenta por primera vez mantener una conversación con el mendigo en el libro 17 y le pide a Eumeo que se lo traiga. Eumeo reacciona con cierta alarma, preocupado por el efecto que los cuentos del desconocido puedan tener en su amante. Compara la narración del mendigo con las encantadoras y cautivadoras canciones de un aoidos e incluso resume sus historias para Penélope, incluyendo la afirmación de que Odiseo está vivo y ahora en Tesprotia, cerca de casa (Odisea 17.512-527). Esta recapitulación es quizá una medida preventiva destinada a dar a Penélope tiempo para prepararse para lo que se avecina. Ante la evidente reticencia de Eumeo, Penélope tiene que insistir en su petición e insinuar que puede decidir por sí misma sobre el informe del forastero:
¿Qué le ocurre a Odiseo al final de la Odisea?
Esperando a Odiseo: La historia de Argos Por W. Winston Elliott III|2022-02-21T20:59:45-06:006 de junio de 2021|Categorías: Imprescindible, Grandes Libros, Homero, Odisea, St. John’s College, W. Winston Elliott III|
Por muy atractivas que sean las aventuras de Odiseo, quedan preguntas: ¿qué pasa con Penélope, Telémaco, Laertes y, por supuesto, con la Ítaca que dejaron atrás? ¿Qué pasa con sus veinte años sin un rey, un padre, un marido y un hijo? El breve encuentro de Odiseo con su fiel perro Argos demuestra el precio que pagan los que se quedan atrás.
Resulta intrigante que una escena tan breve, cargada de simbolismo preñado de un significado más amplio, pueda ayudarnos a “conocer” tanto a Odiseo como a Argos. En este ensayo busco una mejor comprensión de la Odisea y también acercarme a una pieza importante, y tal vez infravalorada, del rompecabezas odiseico. ¿Cuál era el dolor de la separación, el coste del abandono y la dificultad de volver a casa? ¿Se pueden encontrar respuestas en treinta y cinco o sesenta líneas de un poema con más de 12.000 versos (según la traducción)? Tendré que usar un poco de imaginación creativa y una gran dosis de licencia poética. ¿Pero no son ellas las que hacen posible la Odisea?