La ostpolitik alemana
Contenidos
La historia de Alemania de 1945 a 1990 abarca el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial durante la División de Alemania. El 1 de agosto de 1945 se firmó el Acuerdo de Potsdam entre los principales vencedores de la Segunda Guerra Mundial (EE.UU., Reino Unido y la URSS), en el que se separó a Alemania en esferas de influencia durante la Guerra Fría entre el Bloque Occidental y el Bloque Oriental.
Tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue despojada de sus ganancias y, además, más de una cuarta parte de su antiguo territorio de preguerra fue anexionado a Polonia y a la Unión Soviética. Sus poblaciones alemanas fueron expulsadas a Occidente. Además, el Sarre estuvo bajo control francés hasta 1957. Al final de la guerra, había unos ocho millones de desplazados extranjeros en Alemania;[1] principalmente trabajadores forzados y prisioneros; entre ellos, unos 400.000 del sistema de campos de concentración,[2] supervivientes de un número mucho mayor que habían muerto de hambre, en duras condiciones, asesinados o por haber trabajado hasta la muerte. Entre 1944 y 1950 llegaron a Alemania occidental y central entre 12 y 14 millones de refugiados y expulsados de habla alemana procedentes de las provincias orientales y de otros países de Europa central y oriental; se calcula que 2 millones de ellos murieron en el camino[1][3][4] Unos 9 millones de alemanes fueron prisioneros de guerra[5], muchos de los cuales fueron mantenidos como trabajadores forzados durante varios años para resarcir a los países que Alemania había devastado en la guerra, y se retiró parte del equipamiento industrial como reparación[cita requerida].
División de Alemania
A pesar de su alianza bélica, las tensiones entre la Unión Soviética y Estados Unidos y Gran Bretaña se intensificaron rápidamente cuando la guerra llegó a su fin y los líderes discutieron qué hacer con Alemania. Las negociaciones de posguerra tuvieron lugar en dos conferencias en 1945, una antes del final oficial de la guerra y otra después. Estas conferencias prepararon el terreno para el comienzo de la Guerra Fría y de una Europa dividida.
En febrero de 1945, cuando estaban seguros de la victoria de los Aliados, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, el primer ministro británico Winston Churchill y Stalin se reunieron cerca de Yalta, Crimea, para discutir la reorganización de la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial. Los líderes de cada país tenían sus propias ideas para reconstruir y restablecer el orden en el continente devastado por la guerra. Roosevelt quería la participación soviética en las recién creadas Naciones Unidas y el apoyo inmediato de los soviéticos en la lucha contra Japón en el Pacífico. Churchill abogaba por la celebración de elecciones libres y justas que condujeran a regímenes democráticos en Europa Central y Oriental, especialmente en Polonia. Stalin, por su parte, quería una “esfera de influencia” soviética en Europa Central y Oriental, empezando por Polonia, para dotar a la Unión Soviética de una zona de amortiguación geopolítica entre ella y el mundo capitalista occidental. Está claro que había algunos intereses clave en conflicto que debían abordarse.
Por qué se construyó el muro de Berlín
Durante la Segunda Guerra Mundial, uno de los principales temas de debate en las conferencias de los dirigentes aliados era cómo tratar a Alemania después de la guerra. Tras haber sufrido grandes pérdidas como consecuencia de las invasiones alemanas en la Primera y la Segunda Guerra Mundial, el líder soviético Joseph Stalin prefería que una Alemania derrotada fuera desmembrada y dividida para que no pudiera recuperar su antigua fuerza y amenazar de nuevo la paz y la seguridad europeas. En la Conferencia de Teherán entre el presidente estadounidense Franklin Roosevelt y el líder soviético Joseph Stalin en 1943, los dos países acordaron que después de la guerra Alemania sería dividida y ocupada conjuntamente. En la última conferencia de guerra entre estos dos hombres en Yalta en 1945, las dos potencias acordaron desplazar la frontera oriental de Alemania hacia el oeste, ampliando el oeste de Polonia como compensación por las secciones orientales de ese país anexionadas por la Unión Soviética. También determinaron que la ocupación dividiría a Alemania en secciones, asumiendo cada potencia aliada la responsabilidad de una de ellas, aunque se gobernarían como una sola unidad económica en previsión de su eventual reunificación. Por último, también concluyeron que exigirían reparaciones a Alemania, aunque todavía no se pusieron de acuerdo sobre la cantidad exacta que pedirían. Una reunión posterior en 1945 entre Stalin y el nuevo presidente de Estados Unidos, Harry Truman, celebrada en Potsdam, confirmó y ratificó estos acuerdos.
¿Cómo trataron los aliados con Alemania después de la Segunda Guerra Mundial?
La reunificación alemana (en alemán: Deutsche Wiedervereinigung) fue el proceso por el que, en 1990, la República Democrática Alemana (RDA; en alemán: Deutsche Demokratische Republik, DDR) pasó a formar parte de la República Federal de Alemania (RFA; en alemán: Bundesrepublik Deutschland, BRD) para constituir el país reunificado de Alemania.
El final del proceso de unificación se denomina oficialmente unidad alemana (Deutsche Einheit), que se celebra cada año el 3 de octubre como Día de la Unidad Alemana (Tag der deutschen Einheit)[1] Berlín Oriental y Occidental se reunieron en una sola ciudad y volvieron a ser la capital de la Alemania unida.
El gobierno de Alemania Oriental empezó a tambalearse en mayo de 1989, cuando la retirada de la valla fronteriza con Austria abrió un agujero en el Telón de Acero. La frontera seguía estrechamente vigilada, pero el Picnic Paneuropeo y la indecisa reacción de los gobernantes del bloque oriental pusieron en marcha un movimiento pacífico irreversible[2][3] que permitió el éxodo de miles de alemanes orientales que huían a Alemania Occidental a través de Hungría. La Revolución Pacífica, una serie de protestas de los alemanes orientales, condujo a las primeras elecciones libres de la RDA, el 18 de marzo de 1990, y a las negociaciones entre la RDA y la RFA que culminaron en un Tratado de Unificación[1]. Otras negociaciones entre la RDA y la RFA y las cuatro potencias ocupantes dieron lugar al llamado “Tratado Dos más Cuatro” (Tratado sobre el Acuerdo Final con respecto a Alemania), que concedía plena soberanía a un Estado alemán unificado, cuyas dos partes estaban previamente vinculadas por una serie de limitaciones derivadas de su condición de regiones ocupadas tras la Segunda Guerra Mundial.