Consagración
Vasos que contienen el aceite sagrado del crisma, el aceite de los enfermos y el aceite de los catecúmenos se muestran en el santuario de la Catedral de Santa Inés en Rockville Centre, Nueva York, durante la Misa Crismal en 2014. CNS photo/Gregory A. Shemitz, Long Island Catholic
Los sacramentos y sacramentales cristianos, llenos de simbolismo, están impregnados de riqueza histórica y bíblica. En su celebración, se utilizan una serie de sustancias cotidianas que sirven como signos y símbolos de las realidades mucho más profundas que representan.
El aceite es uno de los ricos símbolos que tenemos en nuestra tradición cristiana. En la actualidad, la Iglesia utiliza tres tipos de óleos sagrados para una gran cantidad de propósitos. El uso polifacético del aceite entre los pueblos antiguos se menciona en diversos pasajes de las Escrituras. Entre ellos, el uso en la preparación de alimentos para la alimentación (véase Nm 11:7-9) o como combustible para lámparas (véase Mt 25:1-9). Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se encuentra un uso medicinal del aceite (véase Is 1:6; Lc 10:34), o para el embellecimiento físico (véase Ru 3:3). El aceite también es útil en la preparación de los cuerpos para su entierro (véase Mc 16,1) y como unción ritual para recibir a los invitados (véase Lc 7,46).
Aceite sagrado
El crisma, también llamado mirra, mirón, aceite santo de la unción y aceite consagrado, es un aceite consagrado utilizado en las iglesias anglicana, asiria, católica, luterana nórdica, católica antigua, ortodoxa oriental, ortodoxa oriental y de los Santos de los Últimos Días en la administración de ciertos sacramentos y funciones eclesiásticas.
En múltiples documentos de los primeros cristianos se habla de la “ordenanza” o de “varias ceremonias… explicadas en las Constituciones Apostólicas” del “crisma”, incluyendo documentos de Teófilo (m. 181) y Tertuliano (m. 220).
La versión más detallada de la práctica es la de Cirilo de Jerusalén, que detalla cómo el ungüento o el aceite se aplicaba “simbólicamente a la frente y a los demás órganos de los sentidos” y que “las orejas, las fosas nasales y el pecho debían ser ungidos”. Cirilo afirma que el “ungüento es el sello de las alianzas” del bautismo y las promesas de Dios al cristiano que es ungido. Cirilo enseñó que ser “ungido con el Santo aceite de la unción de Dios” era el signo de un cristiano, y una representación física de tener el Don del Espíritu Santo, y conserva este significado en el catolicismo y la ortodoxia de hoy. Dice: “Habiendo sido considerados dignos de este Santo Crisma, sois llamados cristianos, verificando el nombre también por vuestro nuevo nacimiento. Porque antes de ser considerados dignos de esta gracia, no teníais propiamente derecho a este título, sino que avanzabais en vuestro camino para ser cristianos” (Sobre los Misterios 3.5)[2].
Nombre de la confirmación
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(Nota: los números del índice no se corresponden con la numeración de los párrafos del Orden de la Misa)RITOS INTRODUCTORIOS 1. Saludo 2. Acto penitencial 2. Acto penitencial a. Forma A b. Forma B c. Forma C Señor, ten piedad 4. Gloria a Dios 5. Oración inicialLITURGIA DE LA PALABRA 6. Primera lectura 7. Salmo 8. Segunda lectura 9. Aclamación del Evangelio10. Evangelio11. Homilía12. Renovación de las promesas sacerdotales13. Oración universal13a. Procesión con el aceite13b. Bendición de los Santos Óleos [posición opcional]LITURGIA DE LA EUCARISTÍA14. Preparación de las ofrendas15. Invitación a la oración16. Oración sobre las ofrendas17. La Plegaria Eucarística a. Diálogo del Prefacio b. Santo, Santo, SantoEl RITO DE LA COMUNIÓN18. El Padre Nuestro19. El embolismo20.La oración por la paz21. El signo de la paz22. La Fracción23. El Cordero de Dios24. Preparación privada del sacerdote antes de la comunión25. La invitación a la comunión26. La Comunión27. La purificación después de la comunión28. Oración después de la Comunión28a. Bendición del óleo de los catecúmenos28b. Bendición del santo crismaRitos de clausura29. Bendición30. [Bendición pontificia]31. Despedida
Crismación
La Misa Crismal es una de las liturgias más solemnes e importantes del calendario litúrgico cristiano. La antigua Tradición Apostólica Cristiana (c. 200 d.C.) describía una “ceremonia que tenía lugar durante la Vigilia Pascual en la que se bendecían dos santos óleos y se consagraba uno”[3] Durante este rito, dos óleos eran “bendecidos por el obispo: el óleo de los enfermos y el óleo del exorcismo”[3].
El óleo de los catecúmenos y el óleo del crisma se utilizan el Sábado Santo, durante la Vigilia Pascual, para el bautismo y la confirmación de los adultos o de los niños mayores de 10 años que desean entrar plenamente en la Iglesia.
El santo crisma es una mezcla de aceite de oliva y bálsamo, una resina aromática. El bálsamo se vierte en el aceite, lo que le confiere un olor dulce destinado a recordar a los que se encuentran con él el “olor a santidad” al que están llamados a esforzarse los marcados con él. El obispo sopla sobre el recipiente que contiene el crisma, un gesto que simboliza que el Espíritu Santo desciende para consagrar este óleo, y recuerda la acción de Jesús en el relato evangélico de Juan 20,22, cuando sopló sobre los apóstoles y dijo: “Recibid el Espíritu Santo…” Los sacerdotes que concelebran la misa extienden sus manos hacia el recipiente que contiene el crisma y dicen la “oración de consagración” elegida en silencio mientras el obispo la pronuncia sobre el crisma[5][3].